Una de las más flojas de Fulci, filmada en su periodo de decadencia. No obstante tiene cierto encanto…

Reminiscencias passolinianas (“Salò – Le 120 Giornate di Sodoma”, que es a su vez una adaptación de una obra del Marqués de Sade)

Film completo en italiano

Il Fantasma di Sodoma (1988), Lucio Fulci

Sórdida obra maestra de Joe D´Amato.

Buio Omega (1979) aka Beyond Darkness, film completo

Probablemente el film más conocido de Joe D´Amato, con Luigi Montefiori (aka George Eastman) y banda sonora de Marcello Giombini.

Antropophagus (1980), en italiano con subtítulos en inglés – Película completa

Opera (1987) de Dario Argento, film completo en italiano

“Morte Sospetta di una minorenne” (1975), película de Sergio Martino

Una de las obras legendarias del maestro Lucio Fulci: Zombie 2 (1980),

NO PROFANAR EL SUEñO DE LOS MUERTOS – Jorge Grau, 1974

Inspirados por el éxito de George Romero con su “Night of the living dead”, muchos profesionales del cine siguieron su ejemplo en Europa y se dedicaron con mayor o menor acierto a dirigir películas de temática zombi. La mayoría eran italianos, como Lucio Fulci con su “Zombi2” (producida por Dario Argento), o Joe d´Amato, talentoso rey del exploitation más bizarro. Pero tambien encontramos entre ellos a varios españoles, como el afamado y casposo Jess Franco; el gallego Amando de Ossorio, autor de la Tetralogía de los Muertos sin Ojos (de la cual he visto “La Noche del Terror Ciego”, interesantísima); o el director del film que nos ocupa, el catalán Jorge Grau. Ésta co-producción hispanoitaliana rodada en Inglaterra fué una de sus pocas contribuciones al género de terror, pues hasta el momento se había dedicado exclusivamente a producir banales documentales sobre la Costa Brava.
“No profanar el sueño de los muertos” es una película inteligente y con mucho estilo, no equiparable a la mayoría de  baratas producciones del género realizadas únicamente con propósitos comerciales. Cuenta con una trama sencilla pero sólida y consistente, diálogos de notable calidad, tétrica atmósfera muy bien lograda, y tensión creciente a lo largo del metraje.

George, un jóven anticuario post-hippy (interpretado por el italobritánico Ray Lovelock), toma la moto y se marcha de su negocio en Londres en dirección a la bucólica campiña inglesa, con el propósito de visitar a unos amigos que viven alejados de la ciudad. Cuando para en una gasolinera, su motocicleta queda inutilizada tras un fortuito choque con el automóvil de una mujer llamada Edna. La culpa del accidente ha sido de ella, por lo que, además de ofrecerse a pagar la reparación, se muestra dispuesta a que George se sirva de su vehículo para llegar al pueblo al que se dirige. Éste percance del azar une a nuestros dos protagonistas y hace posible que se desarrolle la historia narrada en el film. George ha tomado el volante, y al ver que el viaje se prolonga Edna insiste para que la lleve primero a la casa de su hermana, que es a donde ella tenía intención de ir y parece estar más cerca. George accede refunfuñante y acaban perdiéndose poco despues, por lo cual el jóven anticuario (valga la paradoja) debe preguntar por el camino a unos trabajadores que se encuentran en los cercanos prados. Al aproximarse a éstos George observa que se encuentran manipulando un artilugio emisor de rayos ultravioleta que sirve para eliminar a los insectos que parasitan la cosecha. Los rayos afectan a sus organismos provocándoles una febril agresividad que los lleva a destruírse entre ellos. Al mismo tiempo, Edna, que permanece sola junto al coche, es atacada por un cadavérico individuo de ojos inyectados en sangre, que intenta estrangularla. Logra zafarse en el último momento y cuando regresa George no queda ni rastro del agresor.
Cae la noche y el escenario pasa a ser ahora la granja de Katie y Martin, hermana y cuñado de Edna, que discuten como de costumbre. El motivo es la drogadicción de ella: Martin quiere meterla en un centro de rehabilitación donde se trate su heroinomanía, pero Katie se niega. La mujer sale de la casa y en el establo se dispone a prepararse una dosis, cuando es atacada por el mismo zombi que intentó matar a su hermana horas antes. Histérica huye de la granja perseguida por el monstruo, y ambos se encuentran con Martin, que es fotógrafo y había salido para tomar unas instantáneas. Éste acude en defensa de su esposa pereciendo en el intento, pues el muerto viviente necesita alimentarse de calientes vísceras. En esos precisos instantes aparecen George y Edna, y el zombi se esfuma.

A la mañana siguiente la apacible granja y los terrenos circundantes se encuentran infestados de policías, a causa de la brutal muerte. El jefe de los agentes es un sargento fascistoide particularmente odioso, que desde el primer momento, obnubilado por sus prejuicios, no oculta su incredulidad en cuanto a la declaración de los jóvenes, que se convierten para él en potenciales sospechosos. Ésta convicción suya se ve solidificada tras encontrar heroína entre las pertenencias de Katie.

Debido a la descripción que del asesino da su hermana, Edna está segura de que se trata del mismo que la asaltó a ella. Poco más tarde en el pueblo descubre consternada al ojear en un periódico de la semana anterior, que el agresor murió ahogado en un río cercano días antes de los ataques. Su cadáver se reconoce en una gran foto. George, aún escéptico tiene la idea de ir al cementerio local para comprobar si el cuerpo sigue en su sitio. Una vez allí, accidentalmente encerrados en una mohosa cripta, son atacados por el zombi antes visto y varios congéneres suyos, en lo que parece ser una plaga de muertos que emergen de sus tumbas.
Pronto la desventurada pareja, que escapa en el último momento, llegará a la conclusión de que el desencadenante de las no deseadas resurrecciones son los adversos efectos secundarios de los rayos empleados para aniquilar insectos. Pues parece ser que esas ondas tambien repercuten en los organismos muertos. Pero como era de esperar el férreo sargento no les cree una palabra y sigue arguyendo insinuatoriamente la supuesta culpabilidad de los protagonistas, a los que considera asesinos seriales hippy-satánicos al estilo de Charles Manson. Memorable el siguiente diálogo entre el policía y George:

Sargento: You’re all the same, the lot of you with your long hair and faggot clothes, drug, sex, every sort of filth… and you hate the police, don’t you?
George: You make it easy…

En mi reciente crítica a “The Beyond” de Fulci comenté que aquella era la pionera en cuanto a emplear escenas de persecuciones zombis en hospitales. Debo ahora retractarme, pues en “No profanar el sueño de los muertos”, que es de 7 años antes, tambien aparecen muertos andantes que surgen de la morgue y desfilan sombríos y amenazadores por los pasillos emitiendo sus guturales quejidos.
Los zombis de ésta película están más en la línea de los creados por George Romero, maquillaje sencillo y poco trabajado; en contraste a los fulcianos, de escabroso aspecto pútrido. Aún así son tambien efectivos y atemorizan por su mortecina sobriedad, sus lentos movimientos y la inexpresividad de sus lívidos rostros. Una de las características de éstos zombis de Grau son sus ojos rojos, de inquietante intensidad.

“No profanar el sueño de los muertos” es una excelente muestra del cine de terror español en la línea de Amando de Ossorio y Chicho Ibañez Serrador; lejos del desenfadado desparpajo de Jess Franco,  que si bien tiene en su haber un par de películas “decentes” es el indiscutible abanderado ibérico del trash más zetoso.
En mi opinión, “No profanar…” supera en muchas cosas (sobre todo en el argumento) a los clásicos romerianos “Night of the Living Dead” y “Dawn of the Dead”. Está inexplicablemente incluida en la thatcheriana lista negra de los Video Nasty, una censura cinematográfica que prohíbe la comercialización en el Reino Unido de ciertas películas debido, supuestamente, a su exceso de violencia.

Obra maestra del cine de zombis, infravalorada y bastante desconocida, y que merece ser vista y reivindicada. Altamente recomendable.

FHP, 2008

Mis terrores favoritos fue una serie de televisión dirigida por Narciso Ibáñez Serrador y presentada por este y Luisa Armenteros en la cual, en clave de humor negro, e imitando las presentaciones que Chicho hacía en Historias para no dormir, introducían películas de terror y suspense de todos los tiempos seleccionadas por el director. En las introducciones, Chicho ejercía un papel cómico y de humor negro, mientras que Luisa ejercía la contraparte seria dando información sobre la película, el director y la época en que se estrenó, etc, siendo a la vez víctima de las bromas de Chicho. Tuvo dos temporadas, ambas emitidas por La 2 de Televisión Española. La primera entre 1981 y 1982, y la segunda entre 1994 y 1995, con los mismos presentadores, en la que se repitieron algunas de las películas de la primera etapa, pero con nuevas presentaciones.

Terror gótico mexicano: el cine de Carlos Enrique Taboada

Carlos Enrique Taboada, maestro del suspense en el país azteca, dirigió entre los años sesenta y ochenta varias películas de temática siniestra que a día de hoy están consideradas obras de culto. Poco favorecido por los críticos de su época, no logró el reconocimiento de los mismos hasta despues de su muerte, y sus films, actualmente, siguen siendo muy poco conocidos fuera de su país de origen.
El género gótico, que bebe de las influencias del cine de terror tradicional como Dracula de Tod Browning con Bela Lugosi, o el Frankenstein interpretado por Boris Karloff; ya se había hecho muy popular en México, por ejemplo con La Maldición de la Llorona, de Rafael Baledón, interesante adaptación al celuloide de una leyenda mexicana.
Los films de Taboada están rodados en general con un presupuesto bastante ajustado, pero eso no les resta calidad, y demuestra que con con pocos medios pueden hacerse excelentes películas si se tiene un talento parangonable al de Hitchcock o al de Mario Bava, como es su caso.

“Hasta el viento tiene miedo” (1968)

La acción se sitúa en un exclusivo colegio femenino donde la severa directora doña Bernarda (Marga López) impone una férrea disciplina a las jóvenes alumnas. Claudia, una de ellas, sufre inquietantes pesadillas en las que escucha una voz espectral que con insistencia la llama, y en las que ve a una chica ahorcada.
Cierto día, ella y algunas de sus compañeras deciden entrar a una vieja torre cercana a la escuela. Claudia reconoce allí el lugar que aparece en sus sueños, desde el cual el fantasma de una muchacha parece querer comunicarse con ella.
Las chicas son sorprendidas allí, y castigadas por la directora a permanecer en el centro durante las vacaciones.

Claudia

Por medio de la profesora Lucía, de carácter blando y que se lleva bien con las estudiantes, Claudia descubrirá que una antigua alumna llamada Andrea se suicidó en la torre por culpa de la intransigente doña Bernarda. Enseguida asocia el trágico suceso a las pesadillas que la atormentan, deduciendo que el espíritu de Andrea es el ente que la acosa…

SPOILER:
La intención del fantasma es atraer a una de las chicas a la torre (que se trate de Claudia es una mera cuestión de azar), para hacerla caer por las escaleras, matarla y posesionarse del cuerpo. De esa manera pretende vengarse de la malvada y cruel directora responsable de su muerte.
FIN DEL SPOILER

El film consigue cautivar al espectador desde el primer momento, y sumergirlo en una historia sencilla pero fascinante. Debo decir que el argumento de Hasta el viento tiene miedo me parece mucho más interesante que el de Suspiria, sin embargo a la obra de Taboada le harían falta más efectos característicos del cine de género italiano de aquellos años para ser perfecta: juegos de cámara, fotografía, y sobre todo música. Un film con esta trama, con atmósfera à la Argento (o fulciana) y con una banda sonora de los Goblin, sería para mi gusto personal el non plus ultra del cine de terror.

Éste clásico mexicano es televisado anualmente la Noche de los Muertos, víspera del día de Todos los Santos, y ya forma parte de la tradición filmográfica del país del tequila. Recientemente se ha realizado un remake homónimo, que parece ser un bodrio deleznable, según los admiradores de Taboada y las generaciones de mexicanos que han crecido viendo el Hasta el viento tiene miedo original.

El libro de piedra (1968)

La institutriz Julia (interpretada por Marga López, la misma actriz que En hasta el viento tiene miedo da vida a doña Bernarda) llega a casa de Eugenio Ruvalcaba, un millonario viudo, para hacerse cargo de la educación de su hija Silvia, niña problemática que padece desequilibrios mentales. La pequeña tiene un amigo imaginario, al que llama Hugo. No tardará Julia en descubrir que ese Hugo, en realidad una estatua en las inmediaciones de la casa,  es mucho más que un amigo imaginario, pues gracias a él Silvia tiene la facultad de anticipar acontecimientos, y extraños fenómenos paranormales se suceden continuamente en la mansión.

Tras la muerte de su esposa, Eugenio volvió a casarse con Mariana, a quien Silvia detesta. La nueva mujer del industrial comienza a sufrir extraños síntomas que llegan a tenerla postrada en la cama. Saldrá a la luz que esto es una consecuencia de prácticas de índole vuduística, pues Silvia se dedica a clavar agujas en una muñeca que representa a su madrastra. Siempre bajo la protección de su invisible amigo Hugo, ese sonriente niño de piedra, representado en la estatua junto al lago, portando en las manos un misterioso libro abierto…

Si en Hasta el viento tiene miedo fantasmas y venganzas de ultratumba eran los principales alicientes, en El libro de piedra la brujería y la magia negra son protagonistas indiscutibles. La pequeña Silvia recuerda ligeramente a la perversa niña de Bad Seed (Mervyn LeRoy – 1955), interesantísimo film de género similar.

Un tanto inferior a la película que la precede, más no por ello deja de resultar altamente recomendable.

Más negro que la noche (1975)

La jóven Ofelia recibe la noticia de la muerte de su tía Susana, una rica anciana con la que nunca se llevó bien, pero que sin embargo le lega su tétrica mansión. Con la condición de que se haga cargo de su querido gato Becquer (quien da nombre a la película, pues es “más negro que la noche”).
La heredera se traslada a su nueva residencia acompañada por tres amigas. Tendrán que convivir con una vieja criada llamada Sofía, siempre hierática y sombría, que durante muchos años sirvió a la difunta señora de la casa.

Aurora, una de las chicas, siente una fuerte repulsión por los gatos. Esto no hará fácil la vida en la lóbrega morada, pues el felino Becquer se encuentra siempre rondando por las habitaciones, sobre todo por aquella en la que murió su dueña, que es casualmente la que le es asignada a Aurora. Ésta comienza a oir por las noches angustiosos gemidos y espeluznantes gritos espectrales atribuídos al fantasma de doña Susana, que continuamente llama a su gato.
Una mañana, Aurora descubre con suma consternación que Becquer ha matado a su canario. Poco despues el gato desaparece. Ofelia, preocupada por el paradero del animal, de cuya custodia es responsable, se entera por Sofía que ha cometido la atroz fechoría de masacrar al pobre pájaro de su amiga, y que por ello, seguramente temiendo represalias, se ha escondido en algún lugar de la enorme casa.
Un par de días más tarde Becquer aparece en el sótano. Está muerto. Al parecer se quedó encerrado y feneció por inanición.
Tras este gatuno fallecimiento, sucesos inquietantes y aterradoras apariciones comienzan a atormentar a las chicas de la casa, sobre todo a Aurora. Ofelia permanece escéptica pues es la que menos percibe esos fenómenos.

Si bien algunos diálogos resultan involuntariamente hilarantes y la trama junto a su consiguiente desenlace es bastante previsible, el film tiene un particular encanto que le hace ser recordado con cariño.

Veneno para las hadas (1984)

Verónica es una niña huérfana que vive con su abuela y una criada. Las historias y leyendas que esta última le cuenta despiertan en ella una fascinación obsesiva por el mundo de las brujas. Verónica desea convertirse en una, juega a ser hechicera, y logra hacerle creer a su amiga Flavia que es en realidad una omnipotente bruja experta en magia negra. Flavia le pide que lo demuestre, que si es verdad la libre de sus clases de piano, impartidas por la pesada madame Ricard. La aspirante a nigromante repone que no habría ningún problema: solo deben realizar un pacto con el diablo, con velas negras y conjuros, para lograr su objetivo. Algunos días despues de la ceremonia, durante una de las lecciones, la profesora francesa súbitamente se desploma sin vida víctima de un infarto, en presencia de la estupefacta Flavia. Ésta le dice a Verónica que no quería matar a madame Ricard, y comienza a tener remordimientos, aderezados con nocturnas pesadillas. La brujita sin embargo, fría como un témpano, no muestra el más leve signo de estar conmovida.
A partir de ahora, la dominante Verónica, pérfida y ambiciosa, manipulará a Flavia sin escrúpulos para que siempre cumpla su voluntad; pues se aprovecha de que su inocente amiga cree con firmeza en su condición de bruja. Verónica consigue que Flavia la lleve consigo y sus padres a la hacienda propiedad de su familia, que es muy rica. Allí revelará su plan de fabricar un veneno para las hadas, acérrimas enemigas de las brujas, y ambas niñas se lanzan a la búsqueda de insólitos (pero tradicionales) ingredientes para elaborarlo: colas de lagartija, patas de arañas, piel de serpiente, tierra de cementerio, vísceras de sapo y cenizas de cruz quemada entre otras cosas.

Flavia (izquierda) y Verónica

Excelente película macabra, mi favorita de Taboada junto a Hasta el viento tiene miedo, Veneno para las hadas cuenta con un sorprendente final que no desvelaré ni en spoiler, uno de los mejores que he visto en el cine mexicano de suspense-terror. Además, la banda sonora es muy buena, algo que no destaca particulamente en otros films de este director. Mis elogios a la partitura de Carlos Jiménez Mabarak.
La película cuenta con una característica peculiar en cuanto al uso de la cámara y los planos: A los adultos que intervienen no se les ve el rostro durante todo el metraje, a excepción de unos breves segundos en los casos de la abuela de Verónica y la profesora de piano muerta. Son siempre vistos desde abajo, desde la perspectiva de las dos niñas, en las cuales se centra el film constantemente. Muchas veces solo se oyen sus voces y se ven sus sombras.

Veneno para las hadas fue el último largometraje dirigido por este cineasta, y uno de los pocos que cosechó un éxito considerable desde el momento mismo de su estreno.
Sirva pues mi artículo para reivindicar a Carlos Enrique Taboada, el hitchcock azteca, maestro mexicano del cine de género, cuya fama debería traspasar las fronteras de su patria pues lamentablemente es muy poco conocido en otros países, incluso entre los seguidores del terror fílmico.

FHP, 2008

“Las historias de brujería que cuenta la cocinera de su casa despiertan la imaginación de la pequeña Graciela, quien presume de que ella misma es una bruja ante su condiscípula Fabiola. Ante la incredulidad de su amiga, Graciela aprovecha una serie de circunstancias fortuitas para convencerla de que ha sido ella quien las ha provocado, valiéndose de sus artes mágicas. La inocencia de estos juegos adquiere un cariz macabro, cuando Graciela insiste en que Fabiola la invite a unas vacaciones en el rancho de su familia, en donde podrá preparar un veneno para las hadas.”

Comentario:

Casi veinte años después de ‘Hasta el viento tiene miedo’ (1967) y ‘El libro de piedra’ (1968), Carlos Enrique Taboada emprendió una nueva travesía por los senderos del horror, esta vez con una producción más cuidada y con algunas audacias visuales, como la adopción del punto de vista de las niñas, que provoca que los adultos sean presentados casi siempre de la cintura para abajo.

A diferencia de lo sucedido con sus dos primeras cintas de este género, Taboada recibió muy buenas críticas por Veneno para las hadas. La cinta, estrenada en 1986, fue galardonada con cuatro premios Ariel, incluyendo los correspondientes a mejor película y mejor director. Sin embargo, las precarias condiciones de su exhibición y las escasas ocasiones en que ha sido transmitida por la televisión mexicana han provocado que ésta sea la menos conocida de las cintas de horror dirigidas por Carlos Enrique Taboada.

Veneno para las hadas también sería la cinta póstuma de su autor, quien después de filmarla se dedicó a la producción televisiva y a la escritura de argumentos para otros directores, hasta su fallecimiento ocurrido en 1996. Con ella se completaría una importante filmografía del género de horror que incluye, además de los títulos mencionados, a la también muy popular ‘Más negro que la noche’ (1974).
Fuente: http://cinemexicano.mty.itesm.mx/peliculas/veneno_hadas.html

Fans del terror: ¿Ya tienen el libro sobre el maestro Taboada? Ya se están tardando, ¿no?
http://www.revistacinefagia.com/2011/03/presentan-el-libro-taboada-en-el-fest…

Yo lo he visto en librerías CONCULTA, Gandhi y El Sótano.